Una carta que deberían leer todos aquellos que han abandonado o maltratado un animal

Hola chicos… ¡FELIZ AÑO 2019! Esperamos que hayáis tenido una buena entrada de año y ojalá que la compartáis con vuestro mejor amigo de cuatro patas, hoy os traemos una reflexión.. Una carta que habla sobre el abandono y maltrato animal, algo que debemos tener muy presente ya que es un problema que sucede cada día, y que ojalá llegue el día que no tengamos que hablar de ello porque por fin hayamos podido acabar con ello…

 

Una carta que deberían leer todos aquellos que han abandonado o maltratado un animal

De cómo tu perro cambió mi (nuestra) vida es un post publicado por Javier Ruiz en su blog Doblando Tentáculos. Es un texto maravillosamente escrito, que rebosa amor justo tras pagar el obligado peaje, y que deberían leer todos aquellos que han abandonado o maltratado a un animal. Javier me ha permitido traerlo aquí íntegro.

Cuanta más difusión reciba este escrito, mejor. Hay que multiplicar las posibilidades de que lo lean personas que hayan abandonado o maltratado un animal, pero sobre todo es importante que llegue a aquellas que podrían llegar a hacerlo y tal vez estén a tiempo de recapacitar.

Nunca, bajo ninguna circunstancia, el maltrato o el abandono pueden ser una opción para nadie.

¡Hola! Esto es una carta extraña, pues no sé a quién le escribo. Solo espero que algún día, por suerte o por tenacidad, llegue a la persona que abandonó a Caos: nuestro perro, que antes no fue nuestro, sino de alguien que no lo merecía.

Llegó a finales de junio del 2012, y se fue la víspera del día de Reyes del 2015, de madrugada. Sí, has leído bien: la noche de Reyes del año 2015. Vivió dos años y siete meses más de lo que supongo creías, y yo hubiese empezado a escribir esta carta en el mismo momento en que nos despedimos de él si hubiera podido reunir el valor para sentarme en la mesa de trabajo junto a la que él descansaba varias horas al día.

Si todavía no sabes si fue tu perro, te diré que lo recogimos en la carretera antigua que conecta Corbera de Llobregat con San Andrés de la Barca (la Ctra. de Sant Andreu), a la altura de aquella finca que está tocando con una de las curvas cercanas al Eroski, donde solía haber una luz exterior siempre encendida por la noche. Y si por fin estás leyendo esto, aprovecho para asegurarte que no te guardo rencor —ni tan siquiera él lo hacía, creo—, solo quiero (queremos) hablar contigo un minuto. Quiero que me escuches, a mí, que tengo la capacidad de llamar tu atención, a diferencia de aquel que fue tu perro una vez, pero no más.

Lo sé. Sé desde el principio que vas a sacar el tema. Era un perro viejo. Lo vimos tras el frenazo en el camino que te comentaba en el párrafo anterior. No obstante, ni yo ni mi pareja pudimos subir al coche sin él; aquel jueves solo queríamos sacarlo de la carretera y darle un sitio donde pasar la noche, aunque a mí me rehuía. Rehuía a todos los hombres, y lo siguió haciendo durante semanas.

También te diré que al día siguiente no fui a trabajar, sino a dos o tres veterinarios, y no te voy a engañar. El primero nos dijo que lo mejor era sacrificarlo. El segundo, no. Pero ten por seguro que hubiésemos seguido buscando hasta encontrar a aquel que quería luchar por darle una vida mejor.

Ese mismo día se le diagnosticó la hernia de disco que tenía en la espalda y una artrosis de tipo dos muy avanzada. Como sabes, eso hacía que caminase como las muñecas de Famosa, o como un muñeco de Playmobil, pues presionaba la médula constantemente; si te preocupaste alguna vez, mínimamente, seguro que lo recuerdas. Debes saber que le ayudamos a fortalecer las articulaciones con ejercicios, paseos, medicación (Previcox y Gabapentina) y visitas a la playa, buscando esa calidad de vida que creemos nunca había tenido. La herida de la trufa, aquella que nunca se cerraba, nos dijeron que no era leishmaniosis; y la oreja caída intuimos que fue de una infección que se extendió hasta romper el cartílago.

Era un perro viejo, pero también era un perro bueno, ¿lo sabes? Le gustaban mucho los niños pequeños, pero no comprendemos por qué; y los quesitos. Y sobre todo era fuerte. Tras toda una vida de descuidos, se recuperó. Le cuidamos, y casi corría… Casi. Como te imaginarás, nunca volvió a correr, si es que dejaste que lo hiciera vez alguna. Pero paseaba con nosotros, y no hacía falta que se apresurase, ni suelto ni atado, pues no nos alejábamos nunca demasiado de él.

Al cabo de unos meses nos daba besos, y nos perseguía por la casa, y formaba parte de nuestra familia; y sé que le cuidamos el cuerpo, como se pudo, pero sobre todo le sanamos el alma. De eso sí estoy seguro.

Era alegre, fuerte, cabezón, sociable, cariñoso y muy bueno. Era todo eso, y más. Demostró valentía, fuerza, energía, ganas de vivir y mucho amor por todos nosotros, cuando por fin se le permitió. Al principio, tenía pesadillas cada noche, cada vez que cerraba los ojos, y se escapaba cuando por un casual veía que me quitaba el cinturón, o me acercaba a él con una escoba entre las manos, o escuchaba un ruido fuerte. Pero demostró que quería vivir; que quería vivir mucho más. Y viajó con nosotros por toda Cataluña y Mallorca; a su ritmo, claro.

Ahora te pregunto a ti, a quien dejaste abandonado a Caos: ¿por qué lo hiciste?, ¿qué vida tenía mi perro? Y gracias. Gracias por dejar que nos permitiese cuidarlo y nos devolviese mucho más de aquello que alguna vez llegamos a darle. Quiero que sepas que era tan fuerte, que cuando tuvo que marcharse, hubiera querido seguir peleando por estar con nosotros; al final, se dejó ir. Y nosotros dos lloramos junto a él, durante horas. Si alguna vez lees esto, dime: ¿quién crees que llorará por ti? ¿Quién llorará por aquel que dejó solo, herido y en la oscuridad a un alma mucho más noble que la suya propia?

Si quieres puedes llamarme, escribirme, hablarme sobre la otra vida de mi perro, y recordar que todo aquello que tú no hiciste por él, lo hicimos nosotros. Y volveríamos a hacerlo, toda la vida, todas las vidas; porque no era a él a quien salvábamos, nos salvábamos a nosotros. Y si tú, o alguien de los tuyos lee esto, me gustaría que al menos lo supiese, que pensase en ello por un instante.

¿Podrías decirnos cómo se llamaba antes?, ¿por qué no hubo sitio para él?, ¿por qué le abandonasteis? No te hablo desde el rencor; simplemente no lo entiendo. Y él tampoco lo hacía. Ahora está muerto, y puedes creer que poco importa (tienes razón); porque no importa cómo murió (lo hizo muy bien), solo cómo vivió; eso sí, su otra vida; su segunda vida.

Y a vosotros, a todos aquellos que estéis leyendo esto —seáis pocos o seáis muchos, pero no seáis él o ella—, dejadme ser un poco egoísta. Ya sé que no tengo derecho, pues todos los días mueren cientos de miles de animales y personas a lo largo y ancho del mundo; pero dejadme pedir dos cosas, por mí y por Caos, ya que estos Reyes no han sido especialmente buenos con nosotros. Uno, compartid esto, por favor. Haced que se mueva como testigo vivo de mi (nuestro) perro y que tenga la oportunidad de llegar al verdadero lector de este mensaje; dos, hagamos que Caos, ese perro que tenía la columna y el morro destrozados a golpes, o a malos tratos, y que fue abandonado con aquel mosquetón enorme y oxidado que, con una cadena en su extremo, le había privado de caminar, de correr e incluso de ser, siga vivo; luchemos de verdad contra el maltrato animal y contra el abandono; luchemos por una ley que proteja a los animales y que favorezca las adopciones; y sobre todo luchemos por castigos reales contra los maltratadores, por un modo de consumo sostenible, por ser más naturales, por ser más personas, por aprender de ellos y para ellos; por ser mejores.

Caos, te queremos. Y ni Argos, ni Dana, ni los gatos duermen en el colchón todavía. Solo lo miran vacío, mientras tú ya descansas para siempre en nuestros corazones.

¿Cómo afecta una ola de calor a nuestras mascotas?

Las altas temperaturas del verano nos pueden pasar factura, pero no solo a nosotros, los perros y los gatos también las sufren.

Los animales, al igual que las personas, también pueden sufrir un golpe de calor.

Si un animal se expone a unas temperaturas altas durante mucho tiempo puede desembocar en hipertermia, o lo que es lo mismo, el aumento considerable de su temperatura corporal.

La temperatura media de un perro suele ser de 39 grados, pero cuando sufren un golpe de calor, puede llegar o incluso superar los 42 grados. Los animales más propensos a sufrir un golpe de calor son los cachorros y los más mayores.

Los perros y los gatos regulan peor que nosotros su temperatura corporal. A diferencia de los seres humanos, ellos no expulsan el sudor por la piel, sino que lo hacen a través de las almohadillas de los pies y del propio jadeo.

Síntomas de un golpe de calor en perros y gatos

La exposición de un perro o un gato durante mucho tiempo en un lugar donde haga mucho calor puede ser muy perjudicial para el animal.

Cuando un perro o un gato sufre un golpe de calor suele mostrar los siguientes síntomas:

-No quiere moverse.

-La respiración es muy rápida.

-Vómitos y temblores.

-Está mareado y se tambalea.

-Le aumenta el ritmo cardíaco.

En casos más extremos los golpes de calor pueden producir sangrados e incluso la muerte. Ante un golpe de calor es muy importante mover al animal a un lugar fresco, darle de beber agua fresca y mojarle la cabeza, cuello y patas con agua fría. Una vez estabilizado es imprescindible llevarlo al veterinario.

 

Consejos para combatir el calor

Para que los animales puedan combatir el calor es recomendable seguir una serie de consejos o recomendaciones:

-Que tengan siempre agua fresca a su alcance para evitar la deshidratación.

-No sacarlos a pasear a las horas en las que las temperaturas son más altas.

-Evitar que haga mucho ejercicio. Buscar lugares frescos.

-Si el perro vive en el jardín nos tenemos que asegurar de que tenga una sombra donde poder cobijarse.

-Cepillarlos para eliminar los pelos muertos que bloquean la expulsión del calor.

 

Vía 20 minutos .es

Cómo mantener a mi perro fresco en verano

Los días de mucho calor no solo se convierten en una pesadilla para nosotros, nuestros perros también sufren las condiciones climatológicas veraniegas y padecen los efectos de las altas temperaturas. Es por ello que durante la temporada de verano, los perros requieren también de atenciones y cuidados especiales que les ayuden a combatir el calor, a mantenerse en buena forma y gozar de un estado de salud óptimo. Te damos una serie de recomendaciones muy útiles para que sepas cómo mantener a tu perro fresco en verano.

Pasos a seguir:
1- Es muy importante que nuestro perro esté bien hidratado en todo momento y de forma más acusada en los días de verano de intenso calor. Procura que siempre disponga de agua fresca y limpia para que pueda beber cuando quiera. Coloca el recipiente en un lugar que no quede expuesto al sol y renueva el agua con mayor frecuencia.
2- Un aspecto fundamental para mantener fresco a tu perro en verano es habilitar en el jardín un lugar a la sombra y bien ventilado en el que pueda descansar y protegerse del sol. Si dentro de casa dispones de aire acondicionado y el ambiente es fresco, tu perro te agradecerá que le permitas permanecer en el interior disfrutando, además, de tu compañía.
3-Cuando vayas a pasear o a realizar excursiones con tu perro, toma en cuenta que lo ideal es salir en las horas de menos calor. Sin duda, los mejores momentos del día para hacerlo es muy pronto por la mañana o por la tarde cuando ya se esté poniendo el sol. Las zonas verdes con sombra son las más adecuadas para que nuestra mascota corra, salte y se divierta sin tener que soportar el agobio del calor.
4-Igualmente, en las horas más calurosas del día no sometas a tu perro a la práctica de ejercicio intenso y lleva siempre encima una botella de agua para refrescarlo y evitar que se acalore demasiado.
5-Son muchos los que piensan que rapar a los perros en verano les ayudará a no tener tanto calor, sin embargo se trata de una idea equivocada. El pelo de los perros funciona como aislante térmico tanto en la temporada de invierno como en verano. Además, el pelo protege al animal de los rayos del sol e impide la deshidratación de la piel. Una buena manera para mantener fresco a tu perro es cepillarlo con frecuencia cuando esté mudando el pelaje para retirar la cantidad sobrante y liberarlo, así, del exceso de pelo.
6-Sobre todo si en verano vas a hacer viajes en coche con tu perro, nunca lo dejes solo dentro del vehículo. La temperatura del interior de un auto aumenta de forma muy rápida y tu perro podría sufrir un golpe de calor, que puede causarle hasta la muerte. Es conveniente que el animal vaya cómodo en el coche, cerca de una ventana y a la sombra.